lunes, 24 de noviembre de 2008

Entrevista a Mariana Giorno, Licenciada en Periodismo y Comunicación Social

- ¿Cómo comenzó a ser el nuevo rol de la mujer a partir de la guerra?

MARIANA: Creo que la mujer, si bien siempre tuvo un rol activo puertas adentro, ya que se encargó siempre de las tareas de la casa, de criar a los hijos, etc, a partir de la guerra, la mujer sale a la calle, en busca de trabajo. Al mismo tiempo debía adaptarse a vivir sin marido, continuar con la crianza de los hijos y las tareas domésticas, etc, considero que en ese momento la mujer se inserta en el mercado laboral. Y comienza a hacer cosas que quizá antes no hacia, o no estaba adaptada para hacerlas, en estos tiempos debe comenzar a cumplir el rol de padre y madre.

- Con respecto a los movimientos feministas, ¿Crecieron en esa época?

MARIANA: Sí, yo creo que crecieron en esta época, en algunos países. Si bien vinieron mucho tiempo después los movimientos feministas, comienza a surgir la idea de que la mujer puede estar a la par del hombre. Aunque aún en la actualidad, hay países donde la mujer necesita constantemente reafirmar su imagen. Y considero que todavía en muchos países los movimientos feministas, no lograron posisionar a la mujer en igualdad de condiciones.

Entrevista Prof. Sara Mon, Derechos Humanos

- ¿Qué opinás del nuevo rol de la mujer en el mundo?

SARA: Principalmente, que existe ese rol. Segundo, que creo que es parte de la evolución social que responde a las necesidades de una mujer que en tiempos anteriores estaban insatisfechas. (Yo estoy agradecida de haber nacido en esta época)

- ¿Encontrás un momento de quiebre para este cambio?

SARA: Históricamente, sería en la primera y la segunda guerra mundial, donde a nivel masivo, en el mundo occidental el hombre debe ir a la guerra. La mujer no tiene otra opción más que salir a trabajar. Primero, a causa de la falta de sustento económico, y segundo por una necesidad del mercado liberal, a causa de la falta de mano de obra. Considero que esto abre las puertas a la mujer, para empezar a hacer un monton de cosas que ya deseaba, porque desde principios de siglo comienzan a haber movimientos de liberación de la mujer.

- ¿Cómo crees que en las diferentes clases sociales se da este cambio? ¿Cómo se manejan los niños a partir de que la madre sale a trabajar?

SARA: Según la clase social, el nuevo rol de la mujer se da a veces voluntariamente, y a veces es impuesto. En las clases bajas, en genaral las familias son uniparentales, la mujer queda como único sustento, entonces no le queda otra más que salir a trabajar.Considero que en estos casos, para los chicos es totalmente perjudicial. Porque generalmente son familias grandes, donde no hay padres y por lo tanto las medres, no tienen con quien intercambiar roles, en la mayoría de los casos no hay parientas que puedan ocuparse de los chicos y estos chicos, muchas veces, quedan en la calle, lo que acarrea todos los perjuicios que esto trae para ellos.
En la clase media, creo que esto no se da. Considero que en las familias de clase media hay otras redes de contención que hacen que el chico no quede en la calle, o intenta evitar que los perjuicios que trae para el niño, no desemboquen en la calle ni en circulos perjudiciales, sino que generalmente puede haber un adulto mayor que los acompañe.

-Entonces, ¿Cómo se puede ayudar a esas clases bajas? ¿Hay alguna solución?

SARA: Estructuralmente, es la oferta de empleo. Al haber más cantidad de puestos de trabajo, es más probable que el hombre pueda quedar al lado de una mujer, no tenga que ir en búsqueda de trabajo y a la vez, no quede la mujer sola (Esto es a muy largo plazo.Y además si fuera ésta la única causa, por la cual la mujer queda sola). Otra solución, en el caso de que la mujer esté sola con sus hijos, existen establecimientos como por ejemplo las casas del niño, donde la mujer pueda dejar a sus hijos en un buen ambiente, cuidados y donde además los chicos obtienen cierto aprendisaje.

- ¿Vos crees que el hombre pueda sentirse invadido ante el avance de la mujer?

SARA: Yo creo que el hombre esta más que invadido, desubicado. No solamente lo corren de un lugar, sino que además se crearon espacion nuevos. Aunque tambien puede sentirse invadido porque también la mujer comenzó a ocupar espacios del hombre y con las características de este. Pero creo que en general, esta desubicado. A mi me da la sensación de que las mujeres, sin saber bien a donde vamos, sabemos qué es lo que construimos con gran autonomía. El varón siente invadida su autonomía, destruída. Porque no solo tiene que compartir espacios, sino que además ciertos espacios han quedado vacios.

- Esta es una connotación un tanto machista.

SARA: Porsupuesto. Por ejemplo, yo creo que un hombre de la generación mia, debe ser muy evolucionado para aceptar este cambio de la mujer en la sociedad. Y en la actualidad, yo veo en mis sobrinos (generaciones de 25 - 35) donde la aceptación y el acomodamiento es mucho mayor y mucho más natural (hablando de clase media), a la hora de intercambiar roles, compartirlos, etc. Y su generación, creo que ya tienen este cambio totalmente asumido.

- En una clase media, que si bien hay recursos, gente, etc ¿Se podría ver afectada la comunicación en la familia?

SARA: A mi me parece que la comunicación familiar no se ve disminuida porque la mujer tenga un rol activo afuera. Así como tampoco se ve disminuida cuando el varón tiene un rol activo afuera. Me parece que la comunicación, se puede complicar, (ya que sería una cuestion de reubicar espacios, el hecho de que la mujer empiece a trabajar). Pero no deben descartarse los momentos, sino que se tendrá que poner mayor empeño en encontrar momentos de comunicación.

- ¿Cómo debe ser para vos la madre ideal?

SARA: No, para mi no hay madre ideal. Es la que cada mujer pueda construir respetandose a sí misma escencialmente. Creo que eso es lo mejor que uno le puede transmitir a los hijos. No creo que haya normas para ser madre, sino que cada una es la mejor madre que puede, con el amor y el respeto a si misma que tiene cada mujer.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Marginación laboral

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) sostiene que no sólo se las margina por una cuestión de género, sino también por su condición económica y la dedicación a los hijos. El fenómeno es mayor en las provincias del norte del país.
Un informe de la OIT sostiene que en La Argentina hay una persistente discriminación a la mujer en el mundo del trabajo. Pero aclara que no sólo (o padecen por una cuestión de género, sino también por la condición social y la dedicación a los hijos.
“Entre 2003 y 2006, el PIB creció en Argentina y tuvo un impacto positivo a nivel de empleo, pero esta suba no se tradujo en una mejora de las brechas de equidad de género en el mercado laboral”, sostiene la OIT en el apartado dedicado a [a Argentina.
Explica que aún se observa una “persistencia de mecanismos de discriminación en el mundo del trabajo”, cuyo rasgo más notorio “es el estancamiento de la tasa de actividad femenina”. Y advierte que “en el mercado laboral argentino estaría operando una doble discriminación: por género y por condición económica de las personas.
En ese sentido, los expertos detallaron que “la tasa de actividad de las mujeres de menores ingresos es sustantivamente menor que la de mayores ingresos y la brecha de género resulta más amplia, cuanto menor es el ingreso”.
Pero no termina ahí. El informe sostiene que esas desigualdades también se expresan territorialmente, dado que mientras la tasa de actividad de las mujeres en el Gran Buenos Aires es de 52%, en las regiones del noreste y noroeste argentino el promedio baja a 45%.
Por otra parte, el estudio demuestra que la presencia de niños en el hogar representa “uno de los condicionantes a la inserción laboral femenina, lo que se agrava cuanto menor es el nivel de ingreso”. “La inactividad femenina es mayor entre las mujeres pobres y se incrementa más con la cantidad de hijos”, remarca.

Necesidad de planteos

A lo largo de toda la historia, las sociedades no permanecieron de manera estática, sino que por el contrario fueron adaptándose al desarrollo económico, tecnológico, polítco alcanzado. Nuestro siglo no es la excepción: desde el siglo XX la mujer ha ocupado un rol nunca antes imaginado para su género, se ha hecho responsable de nuevas acciones, ha replanteado su rol de madre, y hasta se ha librado de ciertos prejuicios sociales.
Es imposible pensar en una sociedad estable, estática a lo largo de la historia, sabemos que éstas se caracterizan por ser dinámicas y adaptables, y en consecuencia, cada factor que se modifica tendrá un proceso de semiosis, llevando otras “subconsecuencias” a otros factores que lo rodean... Como una cadena cerrada en la que cada eslabón depende de su anterior, y el anterior del suyo, etc., hasta lograr relacion de todos los elementos que la componen.
Ese es también el caso de nuestra investigación: muchas veces hablamos de este nuevo rol, pero ¿Investigamos realmente que consecuencia tiene esta adaptación moderna?

Mujeres: trabajan en la oficina y en la casa

Son mujeres multipropósito, que rinden en la esfera pública y en la intimidad se hacen cargo de casas e hijos. Con mímima ayuda, son discriminadas laboralmente. Lo extraño es que aún así quieren trabajar más.

Las mujeres que salen al mercado laboral trabajan en empleos de menor calidad que los hombres, muchas sin cotizaciones ni contratos. En sus hombros cae la responsabilidad de manejar las labores domésticas y el cuidado de los hijos, sobrecargando sus responsabilidades; y esa sobrecarga se acentúa si se trata de mujeres de estratos más bajos. Son las conclusiones del Barómetro sobre calidad de trabajo, presentado ayer por ComunidadMujer, Datavoz y la OIT.

El estudio, realizado a mujeres y hombres que realizan algún trabajo remunerado de 18 años y más, indica que a pesar de los cambios en el mercado laboral, culturalmente el panorama sigue estancado, con mujeres que siguen cumpliendo una doble jornada.

Lavar, hacer el aseo, preparar la comida y hacer las compras, son actividades que realizan principalmente las mujeres (60%), número que sube a medida que aumenta la edad y el nivel socioeconómico desciende.

Estas funciones, en cambio, dicen realizarlas entre el 9% y el 18% de los varones. Y cuando se trata del cuidado de los hijos, el 69 % se encarga de ello, y sólo un 10% reconoce que los hombres aportan en esas lides.

Las dos cosas

“¿Los hombres están sobrevalorando lo que hacen en la casa o las mujeres subvaloran las tareas de los hombres? Lo más probable es que sean las dos cosas juntas, pero sin duda ellos sobrevaloran su aporte en el hogar”, dice Verónica Flores, directora de estudios de
Comunidad Mujer, quien hace hincapié en que donde hay menos satisfacción de parte de las mujeres es en sus parejas. “Esperamos que a partir de un recambio generacional las labores del hogar al menos estén un poco mas compartidas, pero vemos que la evolución es nada, eso no ha cambiado. El cambio cultural ha sido muy lento. Cabe la pregunta de cómo el Estado, la sociedad y el mundo privado se hacen cargo de este sobrecosto que tiene que asumir la mujer cuando entra al mercado laboral”, reflexiona.

Y si eso ocurre en la vida privada, las cosas en el trabajo para ellas no están mucho mejor: los hombres con contrato son más que las mujeres (80% y 64% respectivamente) y cuando se trata de cotizar, hay diferencias de casi 20 puntos. Mientras el 72% de los varones que trabaja lo hace, ellas sólo lo hacen en un 55%.

Pero además, la proporción de hombres que ha tenido un ascenso en los últimos 3 años es más del doble que la de las mujeres, (20% y 8% respectivamente).

También ellos reciben mayores aumentos de sueldo y mientras sólo el 2% dice haber sido discriminado, el 14% de las mujeres ha pasado por esta experiencia. Y eso que la encuesta no indagó sobre la diferencia salarial.

Lo insólito de este estudio es que a pesar de todo esto, las mujeres se sienten satisfechas con sus trabajos, incluso una de cada de tres de ellas dice que trabajaría más horas con tal de recibir un sueldo proporcional.

Para Flores no es que ellas estén muy felices trabajando, si no más bien que el obispo José Goic tenía razón en pedir un salario ético:
“¡El 59% trabaja en jornada completa! Cuando trabajas jornada completa, y declaras que te haces cargo de las labores de la casa y los hijos, que estás cansada y declaras que además quieres seguir trabajando, no es que quieran trabajar más, sino que las mujeres tienen la necesidad de trabajar más. Es preocupante que una proporción importante de mujeres que no tiene tiempo para preocuparse de ellas quiera trabajar más”.

El cuidado de hijas e hijos recae principalmente en las mujeres

Las mujeres figuran como las principales en proporcionar cuidado y atención a hijas e hijos menores de 14 años fuera de su horario laboral, lo cual representa una doble o hasta triple jornada para la población femenina en España. Son ellas también quienes continúan al frente del cuidado de la familia mientras sus parejas trabajan fuera del hogar, reveló la Encuesta de Calidad de Vida en el Trabajo 2007 (ECTV-2007).

Aunque siete de cada diez trabajadoras y trabajadores reveló estar satisfecho o muy satisfecho con su trabajo, la conciliación de la vida laboral y familiar continua siendo un reto a vencer en el país. Pues las mujeres siguen siendo las primeras en atender a la familia cuando su pareja trabaja.

Esto lo dijeron el 33,1% de hombres encuestados, siendo el tamaño de la muestra en la cuesta de 8.974 ocupadas y ocupados, que reconocieron a su pareja como la encargada de hijas e hijos cuando ellos trabajan. Los hombres que cuidan a la familia mientras sus esposas trabajan representan sólo el 12,8% de la muestra total.

Las entrevistas para obtener estos datos se llevaron a cabo de forma personal y telefónica durante el cuarto trimestre de 2007. El cuidado de hijas e hijos de una pareja en la cual los dos trabajan recae principalmente en las guarderías (41,4%) o por familiares, vecinos y entorno de amistades cercanas a la madre y padre (27,2%), en este segundo caso quienes cuidan a las hijas e hijos no reciben remuneración alguna.

La encuesta reveló que sólo en un 22,9% el cuidado de hijas e hijos recae en personas ajenas a la familia y con remuneración.

Conciliación cuando hijas e hijos enferman

Los datos revelaron que cuando hijas e hijos menores de 14 años enferman y padre y madre trabajan ambos se turnan casi por igual para cuidar de su familia. En este caso no existe una diferenciación por sexo, pues el 30% de hombres y mujeres cuidan solos de la familia, y en torno al 38% de las parejas comparten el cuidado.

De igual forma la población femenina en el país continúa destacando entre los resultados de las encuestas como las primeras en cuidar a hijas e hijos menores de 14 años fuera del horario laboral.

El 33,5% así lo afirma al constatar que son ellas quienes asumen estas tareas, mientras sólo el 6% de varones realiza estas tares fuera de su horario laboral.

La ECVT-2007 es una investigación por muestreo, dirigida a la población ocupada de 16 y más años de ambos sexos, que residen en viviendas familiares, en todo el territorio nacional, excluyendo Ceuta y Melilla. No contiene una perspectiva de género, ni realizó diferenciación por sexo en el momento de realizar la encuesta.
Contempló en uno de sus apartados la conciliación de la vida laboral y familiar, situación en la que las mujeres siguen desarrollando el rol de las principales cuidadoras de hijas e hijos.

La encuesta reveló también una satisfacción de la ciudadanía trabajadora al realizar un balance de su calidad de vida en sus proyectos laborales.

La mayoría de las y los trabajadores desarrollan su empleo en su comunidad de nacimiento en un 83%. La población que menos migra para trabajar son las personas nacidas en Cataluña, mientras que las y los nacidos en Extremadura destacan como quienes más se mueven para desarrollarse laboralmente.

Los niveles de satisfacción más elevados tienen que ver con el “ambiente-compañerismo” (7,9) así como en la actividad desempeñada en el puesto de trabajo. Los niveles que siguen y son de los más altos para valorar una buena calidad de vida enfocada al trabajo son los de satisfacción con la autonomía en la realización del trabajo, con el desarrollo personal, con el entorno físico y con la salud y la seguridad.

Los hombres son quienes realizan las tareas de más alto riesgo, como en los servicios de construcción y actividades sanitarias, pues quienes corren peligro de accidentes laborales son los varones quienes representan el 4,1, mientras que las mujeres sólo en un 2,6 presentan nivel de riesgo al desempeñar su trabajo.

Por sectores de actividad los de más alto riesgo son: construcción y en transportes 4,8 y en las actividades sanitarias 4,5.

Las y los entrevistados consideraron como “muy útil” la formación proporcionada por la empresa para la cual trabajan, este rubro recibió 7,6 puntos, lo que significa que 8 de cada 10 trabajadoras y trabajadores sienten muy útil la formación en relación con el trabajo que desempeñan.

Según la encuesta los niveles de discriminación laboral por sexo, edad, nacionalidad o acoso moral (mobbing) son inferiores a los 0,6 puntos. Mientras que el acoso sexual es de 0,1 puntos en ambos sexos.

Los padres con estudios dedican más tiempo al cuidado de los hijos a diario


Los niños reciben 76 minutos de atención en familias con educación alta frente a los 46 de formación baja. El informe indica que hay correlación positiva entre las horas con los menores y su desarrollo intelectual.

El tiempo que los padres dedican al cuidado de sus hijos es mayor cuando aquellos tienen niveles de formación más altos y llega incluso a duplicarse en relación con los que no tienen estudios cuando se calcula el tiempo denominado "de calidad", según datos del servicio de estudios de La Caixa. Así, los pequeños reciben una media de 76,6 minutos diarios de atención en familias cuyos padres tienen una educación alta y trabajan fuera de casa, frente a los 46,23 minutos invertidos por la madres con formación baja.

La mayor cantidad de tiempo dedicado a los hijos entre los padres de formación universitaria es perceptible tanto en el grupo de progenitores trabajadores, como en el de no ocupados, y hace referencia tanto a los minutos diarios invertidos en el cuidado básico (higiene o comida), como en el que se pasa en actividades como lectura o ayuda en los deberes, considerado "de calidad".

Los datos en los que se sustenta esta tesis están extraídos por La Caixa de la Encuesta de empleo del tiempo, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística en 2002, y publicados en el informe mensual de abril de la entidad.

Según este informe, las madres con educación alta y que trabajan fuera de casa dedican 76,6 minutos al día al cuidado de los hijos, frente a los 46,23 de las mujeres con formación baja (no tienen estudios universitarios) y también trabajan.

De estos 76,6 minutos diarios, 59,63 están dedicados a los cuidados básicos y 16,97 a los "de calidad", cifra que duplica los 8,3 minutos invertidos por las madres de formación baja y que son 37,9 a su cuidado básico.

Entre el grupo de las mujeres no ocupadas, las de formación alta dedican 96,18 minutos a sus hijos (75,1 en cuidados básicos y 21 en tiempo "de calidad"). Las progenitoras sin formación universitaria que no trabajan fuera de casa les dedicaron 62,57 minutos, 51,5 para el cuidado básico y 11 para el "de calidad".

Los datos también revelan que las madres trabajadoras con formación alta dedican más tiempo a sus hijos que las que no están ocupadas de formación baja (76 minutos frente a 62 minutos).

Del conjunto de todas las madres, son las que no trabajan fuera de casa y de formación universitaria las que dedican más tiempo a los menores de 17 años.

El informe da un paso más y señala que "la evidencia empírica apunta hacia una correlación positiva entre el tiempo, sobre todo de calidad, que los padres dedican a sus hijos y el desarrollo intelectual de estos".