miércoles, 19 de noviembre de 2008

Mujeres: trabajan en la oficina y en la casa

Son mujeres multipropósito, que rinden en la esfera pública y en la intimidad se hacen cargo de casas e hijos. Con mímima ayuda, son discriminadas laboralmente. Lo extraño es que aún así quieren trabajar más.

Las mujeres que salen al mercado laboral trabajan en empleos de menor calidad que los hombres, muchas sin cotizaciones ni contratos. En sus hombros cae la responsabilidad de manejar las labores domésticas y el cuidado de los hijos, sobrecargando sus responsabilidades; y esa sobrecarga se acentúa si se trata de mujeres de estratos más bajos. Son las conclusiones del Barómetro sobre calidad de trabajo, presentado ayer por ComunidadMujer, Datavoz y la OIT.

El estudio, realizado a mujeres y hombres que realizan algún trabajo remunerado de 18 años y más, indica que a pesar de los cambios en el mercado laboral, culturalmente el panorama sigue estancado, con mujeres que siguen cumpliendo una doble jornada.

Lavar, hacer el aseo, preparar la comida y hacer las compras, son actividades que realizan principalmente las mujeres (60%), número que sube a medida que aumenta la edad y el nivel socioeconómico desciende.

Estas funciones, en cambio, dicen realizarlas entre el 9% y el 18% de los varones. Y cuando se trata del cuidado de los hijos, el 69 % se encarga de ello, y sólo un 10% reconoce que los hombres aportan en esas lides.

Las dos cosas

“¿Los hombres están sobrevalorando lo que hacen en la casa o las mujeres subvaloran las tareas de los hombres? Lo más probable es que sean las dos cosas juntas, pero sin duda ellos sobrevaloran su aporte en el hogar”, dice Verónica Flores, directora de estudios de
Comunidad Mujer, quien hace hincapié en que donde hay menos satisfacción de parte de las mujeres es en sus parejas. “Esperamos que a partir de un recambio generacional las labores del hogar al menos estén un poco mas compartidas, pero vemos que la evolución es nada, eso no ha cambiado. El cambio cultural ha sido muy lento. Cabe la pregunta de cómo el Estado, la sociedad y el mundo privado se hacen cargo de este sobrecosto que tiene que asumir la mujer cuando entra al mercado laboral”, reflexiona.

Y si eso ocurre en la vida privada, las cosas en el trabajo para ellas no están mucho mejor: los hombres con contrato son más que las mujeres (80% y 64% respectivamente) y cuando se trata de cotizar, hay diferencias de casi 20 puntos. Mientras el 72% de los varones que trabaja lo hace, ellas sólo lo hacen en un 55%.

Pero además, la proporción de hombres que ha tenido un ascenso en los últimos 3 años es más del doble que la de las mujeres, (20% y 8% respectivamente).

También ellos reciben mayores aumentos de sueldo y mientras sólo el 2% dice haber sido discriminado, el 14% de las mujeres ha pasado por esta experiencia. Y eso que la encuesta no indagó sobre la diferencia salarial.

Lo insólito de este estudio es que a pesar de todo esto, las mujeres se sienten satisfechas con sus trabajos, incluso una de cada de tres de ellas dice que trabajaría más horas con tal de recibir un sueldo proporcional.

Para Flores no es que ellas estén muy felices trabajando, si no más bien que el obispo José Goic tenía razón en pedir un salario ético:
“¡El 59% trabaja en jornada completa! Cuando trabajas jornada completa, y declaras que te haces cargo de las labores de la casa y los hijos, que estás cansada y declaras que además quieres seguir trabajando, no es que quieran trabajar más, sino que las mujeres tienen la necesidad de trabajar más. Es preocupante que una proporción importante de mujeres que no tiene tiempo para preocuparse de ellas quiera trabajar más”.

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